jueves, 25 de febrero de 2010

E homber sabi i e barbulete


Había un padre que vivía con sus dos jovenes hijas, niñas muy curiosas e inteligentes.

Sus hijas siempre le hacían muchas preguntas.

Algunas, las sabía responder, otras, no tenía la mínima idea de la respuesta.

Como pretendía ofrecer la mejor educación a sus hijas, las envió para pasar las vacaciones con un viejo sabio que vivía en lo alto de una colina.

Este, a su vez, respondía todas las preguntas sin dudar.

Muy impacientes con esa situación, pues constataron que tal anciano era realmente sabio, decidieron inventar una pregunta que el sabio no supiera responder.
Pasaron algunos días y una de las niñas apareció con una linda mariposa azul y dijo a su hermana:
“¡Esta vez, el sabio no va a saber la respuesta!”
“¿Qué vas hacer?” Le preguntó la otra niña.
“Tengo una mariposa azul en mis manos. Voy a preguntarle al sabio si la mariposa está viva o muerta. Si él dijera que está muerta, voy a soltar mis manos y dejarla volar hacia el cielo. Si él dijera que está viva, voy apretarla rápidamente, aplastarla y, así, matarla. Como consecuencia, cualquier respuesta que el anciano nos dé va a estar equivocada.”

Las dos niñas fueron, entonces, al encuentro del sabio, que estaba meditando bajo un eucalipto en la montaña.

La niña se acercó y le preguntó si la mariposa en su mano estaba viva o muerta.

Calmo, el sabio sonrrió y le respondió:
“Depende de usted. Ella está en sus manos.”

Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro.

No debemos culpar a nadie porque algo salió mal.

El fracaso es apenas una oportunidad de comenzar nuevamente con más inteligencia.

Somos nosotros los responsables por aquello que conquistamos o no.

Nuestra vida está en nuestras manos, como una mariposa azul.

Nos cabe a nosotros elegir que hacer con ella, sólo a nosotros. No deje que nadie interfiera en eso. ¡Nunca!

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